Cada uno cuenta la fiesta según le ha ido


Sobrevivir a una familia numerosa supone previsión y planificación en tu forma organizar la jornada sí o sí. Al tiempo, debes mantener un margen amplio para la improvisación, dado que a más hijos, más probabilidades de acontecimientos inesperados.
Es cierto que hoy disponemos de múltiples recursos para aligerar la tarea.
Las campamentos veraniegos son un buen ejemplo de ello.
Es un alivio para padres y chicos, tras el esfuerzo final de los exámenes y un modo de  descansar de forma activa (muy recomendable caso de tratarse de adolescentes).

Tan aliviada andaba yo con la tranquilidad de saber que mis varones se curtían atravesando el macizo Pirenaico, que poco imaginaba lo rápidamente que iba a cambiar mi  suerte .
Fue en el preciso instante en el que recibí la única llamada que estaba dispuesta a atender durante esos dias: la  del monitor de mis hijos."No te asustes. No pasa nada. Tu hijo esta volviendo  a Barcelona en helicóptero. Le ha mordido una víbora  En media hora lo tienen en el hospital."
Aun asegurándome que estaba fuera de peligro, no sé si resultaba  más inquietante el medio de transporte elegido o el veneno inoculado por  esa indeseable.

Al llegar a urgencias, 5 o 6 médicos rodeaban al niño. Antídotos, coagulación, ritmo cardíaco, análisis de sangre, antibióticos, cortisona...
La serpiente maldita también presente en la escena. Era preciso conocer el tipo para acertar con el tratamiento. Yacía dentro de una bolsa: pequeña, matona y descabezada.
"Al menos- me dije-  esa mala bestia ya ha pagado por su delito".

Ante semejante despliegue de medios sólo cuando conseguí ver, mirar y oír a "mi Juan, me tranquilicé.
Vigilancia intensiva .
Resto del ingreso en estado de observación.

Siguiendo las pautas médicas y disfrutando del privilegio de estar mucho tiempo a solas  con el convaleciente, aproveché para observar, también yo, lo que iba sucediendo. Fueron 4 días verdaderamente enriquecedores.

Basta un ratito. Cualquier pasillo obliga a reflexionar. Se toca, se hace presente, la vulnerabilidad de nuestra condición humana.Todo se recoloca de golpe y las prioridades se sitúan donde deben. Te hermanas en el dolor; el ajeno se hace un poco más tuyo.

Y llega la magia.
En el padecer y en la soledad descubres la grandeza.
Celebras por primera vez una noche de San Juan verdaderamente inolvidable.
Los petardos amortiguados desde la habitación, se combinan con algunas quejas y lamentos infantiles de camas y cunas cercanas...
Se descansa en un silencio espeso. Pero silencio al fin y al cabo.
Los padres no se lamentan con el contraste. Nadie quiere moverse de su sitio. A nadie  parece importarle los fuegos de artificio. Para qué entretenerse con sucedáneos  y destellos brillantes que los alejen de lo verdaderamente importante.
Si se apagaran las estrellas, puede que  se molestaran en asomar la cabeza, pero su firmamento más hermoso se  ilumina cuando asoma algo como una sonrisa de sus pequeños.

He visto a adultos sufrientes, felices al lado de quien los necesita. Sin dormir, con sobresalto pero cerca de su razón de vivir. Queriendo en forma de sofa ortopédico, duermevela , incertidumbres prolongadas y con el presente como único horizonte seguro y disponible.
La incondicionalidad más absoluta. La de un padre, la de una madre, por su criatura."Si pudiera ser yo..."

Nuestra compañerita de habitación, Laia, sufre crisis epilépticas continuas además de una infección de entidad .
Su madre, Asumpta, poco puede hacer más que acariciarla ... Y sonreír. Bueno sí, le ha traído tortilla de patata de la abuela que tanto le gusta.
Su padre, Victor, con la ciencia que da la experiencia, le aplica un enema  y la sostiene con ternura. Las enfermeras se retiran ante semejante destreza y profesionalidad.
Tras el éxito del operativo evacuador, su espalda enorme abraza a la princesa mientras ronrronea tranquila.
Esta noche ¿es  más feliz quien ha ido de verbena?.
Contentos en el sufrimiento. Puede resultar extraño, pero así me lo parecieron.

Hoy, San Pedro y San Pablo, les han dado el alta.
Celebrarán juntos , un día más, la dicha de vivir con sentido. Con petardos o sin. Poco les importa.


Esta es la música que me inspira el post.. Bebe cantando "Cuidándote"







Comentarios

  1. Angelita! qué bien que Juan esté fuera de peligro. donde veraneaba yo de pequeña, cerca de Camprodon, los campesinos les tenían pavor a los "escurçons", que les mataban las vacas y demás ganado a las pocas horas de la mordedura! no todo el mundo sabe que hay víboras por aquí y que son mortíferas, yo el año pasado vi una aquí en St. Cugat...
    un abrazo para ti y otro para Juan

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