Proteger la nada

Menudo despropósito la decisión del Parlamento Francés de consagrar como derecho fundamental al aborto siendo éste, tan solo, el final dramático de una vida humana incipiente e indefensa.
Estoy convencida que en un futuro, no muy lejano, las siguientes generaciones se llevarán las manos a la cabeza ante semejante tropelía contra la ecología humana. Una medida tan eugenésica- llamemos a las cosas por su nombre- como el que algunos seres vivos puedan decidir acerca de la existencia de otros.
No sé que es peor, la ceguera de los políticos responsables- desvergonzados y cobardes-, la aberración jurídica que esconde llamar derecho al atropello del inocente, la desesperación o debilidad de una madre que quiere creer que el latido de sus entrañas no es tal o la evasiva por parte del médico a la posibilidad de acceder a ese sonido- un grito silencioso- que puede salvarlos a ambos.
Necesariamente nuestra sociedad se ha vuelto de revés. 
La vida se mira con sospecha y miedo y la muerte como liberación.
Si una criatura en el seno materno no está protegida, aquí nadie está a salvo, decía la madre Teresa
Acabaremos devorándonos unos a otros.
Necesitamos hablar sin componendas ni complejos de la magnitud del infanticidio.
Basta ya de silencios cómplices
Solo un bien jurídico es digno de la protección del derecho. 
Y la vida es el bien mayor del que disponemos. 
La muerte es la nada.


Comentarios

  1. Ademas de un crimen terrible es daño irreparable para la Sociedad que se esta quedando sin reemplazo.....

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