Barro y gracia


Parece que los que estamos lejos, sigamos lejos.

Es difícil hacerse cargo de las cosas desde el cobijo de nuestras casas. Aquí huele a limpio y ocultamos con rapidez los rincones oscuros gracias a brillos navideños de quita y pon.

A poco más de 3 horas de donde escribo, en cambio, son muchos los hogares vacíos y sucios. Lo más probable, es que muchos no sepan bien dónde y qué festejar. El barro, el moho, el frío y la humedad ahogan lógicamente los deseos de celebración a los que andáis con botas de barro y procurando soluciones para "tan solo" poder volver a empezar.

Probablemente ni se os pase por la cabeza pero los que habéis perdido todo, los que con sábanas rescatabais para la vida a los que la corriente arrastraba a la muerte, los que no dudasteis en arriesgarlo todo por uno, los que seguís adelante, sois ahora luminarias para el mundo. 

Vuestra grandeza en la fragilidad y desolación absoluta, ha sido sobrecogedora. Habéis mostrado tal dignidad, tal valentía, tal aplomo que, hoy por hoy, sostenéis a miles, millones, que os miramos sobrecogidos y admirados. Sois estimulo para los que nos confundimos pensando que la Navidad va de regalos y señores vestidos de rojo, que somos los mismos que luego correremos a por las rebajas y saldillos porque creemos que la vida es lo que ocurre mas allá de nosotros mismos. 

Imagino que en este momento lo último que os importa es ese testimonio que estáis dando. Lo entiendo, pero sabed que es cuestión de tiempo. La vida y la alegría volverá a asomar por vuestros rostros y familias. Este calvario recorrido os ha capacitado para una nueva forma de existir: desasidos de lo que es pasajero y superfluo, ligeros de equipaje y problemas que no lo son.  A nosotros nos tocará aprender a hacerlo.  Y vuestra historia nos animará a conseguirlo. No hay quien escape de la asignatura del dolor y la pérdida. 

Como dice Jesús Montiel, el poeta:

"La sombra es una luz todavía no iluminada, necesaria para que la luz sea distinguida, por contraste. Del mismo modo que, sin la palabra no podría haber silencio, ni verdadera celebración sin una pesadumbre. 

El árbol lo dice desde el principio de los tiempos: el invierno es un ingrediente de la flor"

Esta Navidad probablemente lucirán menos luces a lo largo de Valencia pero, ciertamente, brillará más fuerte el amor que habéis entregado y recibido. Todos- tambien los que vivimos lejos-vamos a reunirnos de un modo nuevo. Sabiendo que tenemos profundos motivos para celebrar: la grandeza de la condición humana. 

Una condición, maravillosa y quebradiza, que tiene sitio en el corazón de Dios hecho carne, que supo bien qué significa ser barro.

¡Feliz Navidad, queridos lectores, un año más! 

Este es mi Christmas. Creo que es el adecuado

 



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