Catarsis en Selfridges & Co


Hace unos días y, por razones que no vienen al caso, dispuse de unas horas libres para pasear por Londres antes de regresar a Barcelona.
Ilusionada ante ese inesperado regalo en forma de tiempo de descanso, decidí visitar Selfridges ( los grandes almacenes preferidos de los ingleses ) y acercarme más tarde al Museo Británico.
A medida que me adentraba en el centro comercial y, a pesar de prometerme mantener una actitud de distancia respecto a todo lo accesorio, empecé a sufrir algo parecido a una catarsis existencial .
En su interior, la magia de la buena escenografía me sedujo sin que fuera capaz de presentar demasiada resistencia. Sutilmente consiguió doblegarme y tras la correspondiente transacción pecuniaria, compraba un cinturón que no me hacia ninguna falta. Tampoco colmaba mis ansiedades.
En realidad, querer, ...,¡lo quería todo.!

Colgada de mi brazo, la inconfundible bolsa amarilla con estilosas letras negras, me convertía en una intérprete más de la representación de " Historia de la mentira de hoy:. La felicidad está a la vista, al alcance de tu bolsillo o de tu límite de crédito …".Por irracional que parezca, ese reciclable trozo de cartón con asas, me hacia sentir cómoda y segura en aquel universo de falacias y futilidades.

A medida que pasaba el rato, con la decepción de quien ha recibido gato por liebre, se acomodaban en mi alma sensaciones incómodas de stress, gasto, inmoderación y promesas incumplidas.

A mi alrededor podía tocarse la impaciencia ante ese tentador "algo más". Combinados de duda y hartazgo.

Niños, enrojecidos por exceso, tiraban de sus madres que atendían a perchas, mostradores y escaparates ( en lugar de a sus ojos y a sus súplicas).
Sentí dolor de cabeza y desprecio por lo que veía.
Miré el reloj. Me había quedado más de lo debido.Ya no podría sumergirme en la reconfortante gratuidad de la belleza y el arte .
Me avergonzó mi debilidad.

Comentarios

  1. Nada, nada. Eso no es debilidad. Es más, no había posibilidad de compatibilizar los Grandes Almacenes con el British Museum, como no la hay de compatibilizar los vicios con la virtud. O una cosa, u otra!! Sobre todo porque los vicios (comprar, comprar) tienden, como el gas, a ocupar todo el espacio disponible... Feliz tú y esa conciencia. No todo el mundo la tiene...

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  2. Agradecida por el comentario y la palmadita en la espalda.

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