Salir del armario congelador



El profesor de Sociología Humana Enric Vidal señaló hace pocas semanas "Es más fácil encontrar  una portada de periódico dedicada al espárrago transgénico que al no nacido".
Cuando el tiempo pase - y ninguno de  los presentes pueda ya verificarlo-  se nos juzgará por nuestra  incapacidad para detener esta  masacre y cerrazón mental.
Convivimos con la realidad de un holocausto y seguimos comportándonos como si tal cosa.

En Europa hoy tenemos en el congelador a personas vivas (o aguardando poder serlo).
En concreto, 3 millones. 

Nos cuestionamos la conveniencia ética de la manipulación de los alimentos y ni siquiera  nos planteamos el extremo del uso de seres inocentes e indefensos como material médico comercializable.
¡¡¡Qué nos está pasando ¡!!?.
El letargo y amodorramiento materialista, nos permite seguir viviendo.

Y  somos cómplices de esta sangría humana. Delito de omisión del deber de socorro, como poco.

La defensa de la vida, del nasciturus, debería estar por encima de credos, culturas , circunstancias y edades.
Es la protección del indefenso, del débil y del niño.

Abramos los ojos, el corazón y la conciencia de una vez.
Saquemos del armario congelador a muchos de nosotros que esperan veredicto y no volvamos a reponer el producto.  La persona no tiene fecha de caducidad programable. Al menos, no en un mundo civilizado.
Qué nunca nos podamos reprocharnos que decidimos mirar hacia otro lado. 
No está a la altura de nuestra dignidad acobardarnos ante la  injusticia y el atropello.

- "¿Cómo puedo evitar una realidad  que ya existe ? Cambiar las cosas supera mis capacidades y posibilidades."-

Una idea: mi firma. 
Sumada a otras dará que pensar a quien si pueda desviar la trayectoria infanticida. Por ejemplo ,  la Corte Europea de derechos Humanos en Estrasburgo, en su debate sobre el  sentido y el destino de los seres humanos crionizados.
Os dejo un video excelente, "Fighting for first birthdays", directo al corazón. 

Comentarios

  1. Precioso, gracias Angelita por ayudarnos a recuperar la sensibilidad que hemos perdido por vivir de espalda a la realidad. Catherine

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