Chuneta que estás en el cielo



No quisiera dedicarme a esto pero parece que no tengo más opciones.
Otro zarpazo inesperado.
Otra muerte repentina que obliga de nuevo a mirar hacia dentro y hacia arriba.
Esta vez ha sido Chuneta.
Un alma irrepetible.
Una artista de tonos pasteles y texturas rugosas que reinventaba, reinterpretaba todo lo que le rodeaba con ojos azules y transparentes.
Una mirada única que construía y reconstruía aquello que veía y aquel a quien miraba.

Así era su alma, suave y fuerte .
Su voz pausada y ese acento gallego, pontevedrés, te arropaba en cada encuentro.
Parecía disponer de todo el tiempo. Y siempre, siempre, se entregaba.
No era de sus íntimas. Pero, en cierto modo, me trataba como a una de ellas.
Sus confidencias las guardo conmigo.
Dicen que Chune era un concentrado de amor.
Un regalo que Dios hace de vez en cuando al mundo.
Vivía  y contagiaba vida, esperanza y Fe.
"El alma más pura que he conocido en nuestra diócesis" fueron palabras del Obispo Munilla al enterarse de su fallecimiento .

Una santa guapa, con tipazo, con estilo de deliciosa sencillez. A diario se enfundaba un neopreno para nadar con sus amigas. Durante su travesía elevaba sus ojos al monte Urgull confiando sus pasos y brazadas al Sagrado Corazón que protege desde lo alto la ciudad de San Sebastián.
Madre, madraza!, y esposa fiel e incondicional.
Cantaba en el coro de la catedral, diseñaba las alfombras del Corpus, daba clases de pintura y catequesis. Pintaba. Atendía a los suyos al tiempo que  por ejemplo abanderaba una manifestación en contra del terrorismo o a favor de la vida. Disfrutaba y compartía sus rincones únicos en la ciudad, como anfitriona generosa, con todo recién llegado.
Se desplazaba en bici. Un rostro fresco, sin artificios y una sonrisa permanente que saludaba a quien se le cruzara.
No hacía recados. Amaba con sus tareas y líos.
Una santa con arte. Una santa que ha alumbrado la modernidad. Sin miedos ni estrechuras. Con amplitud de miras y compromiso sin fisuras con la verdad.
Una cristiana que se compadecía de las heridas de nuestro tiempo, que acompañaba a quien  las sufría y quería por encima de cualquier cosa a las personas. Fueran quienes y como fueran.
Vivió desviviéndose...dejándose la vida.

Me consuela pensar que su legado permanecerá en sus hijos Paquito y Mer. Ellos serán quienes cuenten con su vida al mundo quién y cómo era su madre.
Despojada hasta el último instante, todos sus órganos han servido para dar vida a muchos otros.
Dándose del todo, como siempre.
En su funeral se dijo que, los que tuvimos la suerte de conocerla, iniciábamos una nueva relación verdaderamente íntima con ella.
Me da miedo decepcionarte ahora que me conocerás más de cerca. Tu mirada complacida me hacía mejor de lo que soy .
A tu lado me siento pequeña pero afortunada de poder contarme entre tus amigas.
Quiero parecerme a ti. Ayúdame a que mi vida deje un rastro de bondad y luz, de color y transparencia como la tuya.
Gracias por quererme.









Comentarios

  1. Hola Ángeles! Soy Mer!!!
    Me has dejado sin palabras, de corazón. Mi piel es de gallina en este instante!! Gracias, gracias y gracias, por tu dedicación, cariño y, sobre todo, amistad con mi madre.
    Espero verte muy pronto! Y a tus hijos! Un abrazo enorme!!
    Y de nuevo, muchas gracias.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Mer!!
      Espero que estés bien. Tu madre nos acompaña a todos, pero a vosotros ¡no os quita ojo!!.
      Sé que te pareces a ella. No dejes que tu alma pierda su reflejo.Su legado permanece, sobre todo allí.
      Un abrazo enorme,¡gigante!. Cuídate guapísima

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