Villancicos eternos


Mientras cargo y subo el árbol,  compruebo que las bombillas funcionan,  compruebo que no, añado al post-it del día ir al chino a por unas luces nuevas, cuando recupero el belén, reviso la receta de canelones de mi madre y renuevo la corona de adviento (gracias @tbcfreshflowers) me digo una y cien veces que este año mantendré la calma. Quiero no perder el significado profundo de estas fechas y afanes, mientras construyo la atmósfera navideña que tanto arropa a todos.
Creo que el esfuerzo merece la pena pero me pregunto si mis hijos, espectadores privilegiados de tal performance, percibirán que se trata de algo más.

Es distinto el adorno al signo. Dime tú que tiene que ver disfrazarse de novia, de torero a vestirse de blanco o de luces. Una cosa es un divertimento que como mucho distrae, otra el signo. Éste es lenguaje que comunica y recuerda.
Si la Navidad es la fiesta del espumillón y el pavo, no me extraña el posterior regusto de decepción. Gastas más de la cuenta, engordas y te agotas con tus cuñados.
Si en cambio es una conmemoración de que Dios se ha hecho uno de nosotros, la cosa cambia.

Nuestras fiestas no son un sinsentido; una celebración de que, por suerte, seguimos vivos.
Son una llamada a la trascendencia: la historia acaba bien. Nuestros días no son hojas de calendario que pasan y no vuelven más. Somos caminantes con horizonte, nuestra carne mortal se revestirá de eternidad un día y ese triunfo merece una celebración.  Dios ha ido por delante y en el cielo huele ya a hombre.

Este año, tengo Spotify Premium y voy a inundar mi casa con villancicos de todo estilo. Son cultura y raíces cristianas que unen -¡dejémonos de tonterías!- muchas generaciones y enormes distancias.
Fum Fum, Campana sobre campana y Los peces en el río forman parte de la memoria histórica de todos. Son nostalgias de pandereta, polvorones y turrón de Jijona. Lo son para mi y lo serán para los míos.
Estos días echaré de menos muchas voces. Las de mis tías Marta Teresa y Gloria, la mi queridísimo tío Fernando, la  de Chema y la de Chuneta. Parece mentira que no ya estéis aquí. También me faltará Chiquito. Es un consuelo pensar que juntos disfrutaréis de vuestra mutua compañía y que celebraréis  la Nochebuena con los verdaderos protagonistas de estas fiestas.

Queridos, queridísimos lectores : Feliz Navidad llena de sentido y villancicos eternos como este.







Comentarios

  1. Gracias Portu preciosa y sabia felicitación. Feliz Navidad para ti y tu familia.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares