Misión cumplida, Rita





Aun hablando en pasado, no pierdo la esperanza de encontrarla.
En mi último post os hablé de Rita y de su maravillosa compañía.
Pues bien, hace 12 días la perdimos.
Escapó por una puerta trasera del jardín.
Vivimos en una zona cercana a un bosque donde los jabalíes acampan a sus anchas. Creemos que escapó tras sus pisadas..
Hemos llevado a cabo todos los trámites necesarios para dar con ella: carteles, denuncia, llamadas, rastreo y seguimos sin noticias.
Ahora llueve. Vuelvo a sufrir imaginándola vagando buscando un rastro que el agua borra.

Tal vez faltaba utilizar mi particular altavoz. Nunca sabes hasta qué punto las redes sociales pueden amplificar el mensaje.
Terrier Galés. Llevaba chip, chapa y collar verde. El pelo y las uñas recortadas. Era guapa, buena y lista..

Parece mentira cuánto puedes llegar a quererlos.
Su presencia me obligaba a pausar, a jugar a hacer y decir tonterías. Una presencia generosa, tranquila, que consolaba y  acompañaba. Incondicionalidad tan difícil de disfrutar hoy.

No quiero despedirme todavia.
Igual debería ir haciéndolo pero la pena no me lo permite.
Salvando la distancias- enormes, lo sé - entiendo la desesperación de los que han sufrido la desaparición de un ser querido. Entiendo el empeño por saber qué ha ocurrido. Encontrar su cuerpo y una explicación.
Necesitan cerrar la angustia de la incertidumbre y descansar.

¡Y pensaba que no la quería!
Rita tenía una misión. Y la cumplió.
Hizo de mi una mujer perruna. Desatascó un corazón urbanita cerrado a lo sencillo para abrirlo a un amor leal que se conformaba con tumbarse a mis pies y reposar.





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