Nada es accesorio


Los catalanes, en general, somos moderados en nuestras manifestaciones de afecto y tenemos tendencia a la sobriedad en cuanto a necesidades materiales se refiere.
El adagio latino dice "in medio, virtus". Cualquier virtud llevada al extremo, deja de serlo ...
También en este sentido el matrimonio ayuda al equilibrio personal.
Si uno elige la vida en pareja y no la del ermitaño, debe saber que hay otro que necesita de ti. Y nosotros-seres corpóreos -no espíritus puros- utilizamos nuestra corporeidad para comunicarnos.

A diferencia de los contratos civiles, llenos de cláusulas y letra pequeña de relleno, en el acuerdo matrimonial una sola es la cláusula esencial -uno con una para siempre-y las pequeñeces lo son todo.

El polvo que levanta el camino de la cotidianeidad a veces debilita y oscurece el resplandor inicial de esta promesa magnífica y radical en virtud de la cual se te entrega alguien, ¡no algo!.

Por ello, y a pesar de mi procedencia, empiezo a entender el sentido de los obsequios inútiles (que de excesivo o accesorio, en realidad, no tienen nada.!)
Todos ellos son manifestación del convencimiento realista de la desproporción que tiene quien regala por amor. Se sabe no merecedor de tanto y procura, en la medida de la su capacidad, corresponder a este exceso.
Esta es la razón de fondo de quien entrega un anillo de compromiso, un reloj de bolsillo, un collar de conchas marinas, un disco de Jorge Drexler , una flor de yuca o un edelweis .... Quien lo hace, dice : eres único, valiosísimo, tienes un brillo inalterable al paso del tiempo, eres irrepetible, no hay belleza comparada a la de tu amor, "Todo es poco para ti ".

El amor no expresado en detalles, palabras, favores inesperados, caricias y ternuras... no se percibe. Y si el amor no se ve, no se siente, no se nota, no se sabe… el amor no es.
El amor se esfuma y se diluye en la teoría del perfecto o la perfecta casada que cumplen con prontitud con sus compromisos adquiridos ,pero que no descienden a lo minúsculo, a lo ordinario.

No hay duda de que abrir una botella de vino, uno solo, es mucho más triste y tampoco hay duda de que, una vez abierta, es más fácil volver a descubrir las razones para amarnos a la hora del brindis y celebrar. Esa es la grandeza de lo material: su capacidad de acercarme de un modo sencillo- pero muy humano- a ti.

Si un día alguien dice a otro: "Te quiero y juro ante Dios que, en adelante y sin descanso, entiendo mi existencia como esclava gustosa y diligente de tu felicidad, en la salud, en la enfermedad, en las alegrías y en las penas todos los días de mi vida ... " sólo hay un regalo a la altura de tal compromiso: tú mismo ....
Tú mismo, pero concretado.

Esta es la canción que me ha acompañado durante la escritura del post

Comentarios

  1. Hola. Acabo de descubrir este blog y me parece excelente: temas tratados con mucha sensibilidad y este artículo en concreto muy valioso por defender los pequeños detalles en la vida amorosa. Felicidades por el blog.

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  2. MUchisismas gracias por tus comentarios...

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