Benditos sean los corticoles

Durante estos primeros días de inicio de curso, cuando suena el despertador en casa, se produce  en mi interior algo parecido a  un dulce sobresalto.

Parece que, en términos generales, a todos nos cuesta menos salir de la cama. Se respira la ilusión propia del inicio. Es como si de repente reapareciera un oculto convencimiento – muchas veces infantil pero prácticamente inevitable, tengas la edad que tengas- de que este año será mejor que el anterior.

Dentro de poco más de un mes empezará la cuesta abajo de los propósitos y la dificultad de sobrellevar las rutinas, pero está comprobado (sobre todo durante  el prolongado descanso estival y sobre todo en el caso de disfrutar de la compañía de adolescentes… ) que estamos hechos para trabajar y no para “tirarnos a la bartola “ (-¿alguien puede explicarme, por cierto, qué sentido tiene esta expresión?-), necesitamos sentirnos útiles y llevar a término un programa vital medianamente pautado.

Cada vez veo más claro que la organización de las prioridades, del espacio y el tiempo es absolutamente necesaria en nuestras vidas.

Ya lo decía el santo de Hipona.”La paz es la tranquilidad en el orden ".
Yo por estas fechas, y con la llegada de los corticoles  al monedero, empiezo a saborear una pizca de esa anhelada paz.
Reconozcamos que,  durante este mes,  muchas de nosotras nos hemos  empleado  con sospechosa fruición en las tareas de  buscar zapatos, marcar calcetines, alargar pantalones, hacer colas en las librerías,... lo que hiciera falta. De nuestra parte lo hemos dado todo para que no falte de nada… (no vaya a ser que nos los devuelvan y trastoque el atractivo escenario de control de la situación que se nos presenta).

En fin… Nunca me imaginé que lo diría (no sé si es que me hago mayor o puede que sea el hecho de que los niños ya no lo  sean tanto!!! ) …

¡¡Bienvenido mes de septiembre y  bendita sea la normalidad!!! 


Esta es la música- y el baile- que me inspira el post!!!
Así de ligera me siento "When the begin the beguine"