¿Feliz Solsticio?

No me venga con tonterías.
Las celebraciones deben tener un sentido.
El black friday es un deprimente motivo de alegría...La adrenalina del carro lleno puede hacerte venirte arriba pero en cuanto  has traspasado el umbral del establecimiento  y notas el calor de tu tarjeta llevada al límite, la inquietud se apodera de ti.
La dicha cuando es real es perdurable. 


¿Cómo es posible que la llegada del solsticio de invierno- como pretende la alcadesa de Barcelona, Ada Colau- pueda llegar a ser festivo, siendo aquel un hecho que se repite en el calendario estación tras estación?. Es como si me alegrara la llegada de las canas o la aparición de las muelas del juicio.
No tiene razón de ser celebrar lo necesario, lo indefectible. En cambio sí lo tiene festejar lo extraordinario. Ya sean estas  hazañas de la humanidad, fechas memorables, cumpleaños o aniversarios de decisiones personales trascendentes. 

Y aquí quería llegar. ¿Cómo, entonces, no va a ser feriado la Navidad?.
Aunque sólo fuera por tratarse de un acontecimiento datado, constatable que tantos frutos de bien ha traído a este mundo pertrecho nuestro, se debería festejar por todo lo alto.
Para los cristianos es  además de un hito histórico, un regalo inmerecido. El Dios que ha inventado  la leyes de las naturaleza- ¡también el  solsticio!-se hizo uno del nosotros. Plantó su tienda en la historia universal para darle a la nuestra  particular resonancia de eternidad feliz.
Eso  sí es motivo de celebración y el auténtico sentido de la fiesta de la vida.

Los pueblos se conocen por sus fiestas, decía Ortega y Gasset...
Que no nos roben nuestra memoria ni nuestra identidad más profunda. De lo contrario en un futuro cantaremos loas al parto de madre  Gaia,  tatarearemos melodías comerciales hacia media mark o recitaremos poemas al ilustre caganer .
Y- ¡lo sabemos!- saldremos perdiendo.