Prejuicios y etiquetas

Me ha llegado un audio que me permito compartir.

Creo que no es necesario añadir mucho más. Sobran comentarios.

https://drive.google.com/file/d/1QOEj73ckFsMwf8AjFo2yhsSeSkJbwwQv/view?usp=sharing

Que unos periodistas se permitan el lujo de hablar, sin respeto alguno, del estilo educativo de las escuelas que muchos padres elegimos es lamentable, pero que lo hagan desde la radio pública, con ideas trasnochadas -y ya tan manidas- con humor hiriente, falto de inteligencia y creatividad es un atropello gratuito e injusto. Una crítica que se descalifica por si misma.

Si me molesto en contestar es por si tales sandeces pudieran afectar - lo dudo- a cualquier pareja que se plantee un proyecto ilusionante como el de la educación diferenciada para los suyos.

La realidad de mi hija hoy - estudiante del 2do de bachillerato de la escuela Canigó-  y la de muchas de sus amigas, me confirma en la magnífica decisión que en su día tomé: una escuela femenina para una mujer verdaderamente empoderada, que sepa custodiar su valor del mejor modo. Una mujer con autoestima, principios, respeto hacia sí misma y hacia los demás. 

Mi hija, una niña que en su día llevó uniforme y "merceditas", era y es una niña mona pero no tonta.

Aprendió desde muy pequeña  a singularizarse- qué necesario para la generación actual atreverse a ser distintos- y supo enseguida que hay otras formas de entender las cosas.  La sociedad es diversa y nuestros hijos son fruto de decisiones educativas diferentes. Como poco, toca respetarnos. Así también he procurado trasmitírselo a ella. Jamás se me ha ocurrido ridiculizar a quien no opta por mi estilo formativo. No conozco a ningún padre que no elija lo que considera mejor para sus hijos. 

Recuerdo los partidos de basquet.  Su equipo- Canigó- participaba en las ligas escolares. Los lazos en las coletas no les restaban fuerza y empeño. Salían a por el partido, como no podía ser de otro modo. Defendían con garra la posesión del balón. Y ganaban. Ganaban en muchas ocasiones contra otros colegios de educación diferenciada, colegios públicos, colegios religiosos y laicos... Nada había que las diferenciara. De lo que se trataba era de jugar bien, limpio y ganar. Todos en la cancha- como ocurre en la vida- estaban en lo mismo. 

Mi hija y sus amigas, socializan a sin problemas. No viven sometidas a ninguna disciplina talibán. Saben muy bien lo que quieren, qué significa ser mujer y cómo hacerse valer. No tienen menos dudas ni miedos que el resto de adolescentes pero sí se les han proporcionado criterios claros. Se le ha formado para ser tratadas con respeto y poder elegir con quién compartir sus sueños y aspiraciones más profundas. Se les ha capacitado para defender lo que consideren justo y legítimo. Para mirar de frente al futuro. Se les ha animado a luchar por ser queridas no utilizadas. Se les ha preparado para poner sus talentos al servicio de los demás haciendo este mundo un lugar mejor.  

Mi hija es un producto de la escuela diferenciada. Este año realiza su último curso y estoy muy orgullosa con el resultado.

Gracias Canigó por el esfuerzo.

Ha merecido la pena pasar por alto etiquetas y prejuicios.