Mientras la ideología devora a nuestros hijos
En esta tribuna virtual tiene espacio quien yo quiero.
Hoy lo ocupa la Doctora Luisa González, no sólo porque la admiro, sino porque su artículo merece ser compartido y difundido.
Claro, clarificador, contundente, preciso y escrito desde el conocimiento, la Dra. González se pronuncia sobre el despropósito de la ley trans.
Somos responsables de lo que ocurre a nuestro alrededor, sobre todo en lo que atañe al futuro de nuestros hijos. El primer paso para ejercer tal responsabilidad es tener criterios claros acerca de lo que ocurre a nuestro alrededor y no tragar con todo aquello que nos imponen.
Vale la pena leerlo despacio.
(Publicado en ABC Tribuna abierta 27 noviembre 2022)
TRANSFORMANDO
LA LEY TRANS
Transitando nuestro grandioso Museo
Nacional del Prado, entre la serie de pinturas negras del magistral Goya,
podemos contemplar, no sin cierto rechazo y notorio estupor, a Saturno
devorando a uno de sus hijos. El cuadro muestra el terrible momento en que el
dios del tiempo desgarra y se traga a su hijo. La historia mitológica cuenta
que su esposa logró salvar al último de ellos, Júpiter, quien siendo adulto, luchó
con su padre logrando que vomitara a sus hermanos.
En los últimos tiempos, pese a lo dañada que está
nuestra psicología post-pandemia, algunos se empeñan en seguir la serie de
pinturas negras y escribir la historia de un tiempo que devora lo mejor de las
personas, su identidad. Hay muchos, muchísimos argumentos científicos para
rechazar la hormonación cruzada en adolescentes, muchos países cercanos ya han
dado un paso atrás, pero sobre todo hay una razón antropológica irrebatible,
dejar que nuestros hijos no tengan que dudar sobre ¿quién soy?
Alguien se ha preguntado a quién beneficia este
estremecedor contagio social y esta enorme prisa por etiquetar como trans a los
jóvenes sin dejarnos a los médicos explorar qué les ha llevado a sentirse así. Constatamos
en nuestras consultas y en las entrevistas con las familias que estos
adolescentes estaban tristes, estaban sufriendo, estaban desajustados antes,
antes de despertarse una mañana y decir soy trans.
Queremos poner un médico allí donde hay dolor y
sufrimiento. Un médico con conciencia, compromiso y código. Un médico defensor
de sus pacientes. Un médico que quiere, desde la más reciente y rigurosa
evidencia científica, evitar consolidar en terapias irreversibles lo que son
deseos transitorios y desafinados.
Queridos colegas, cuanto más me estudio la
cuestión trans más convencida estoy de la colonización ideológica apabullante
que invade las redes sociales empujando a nuestros hijos a ser devorados, como
hacía Saturno, por esta nueva obsesión que sencilla y tristemente se ha puesto
de moda. Os invito a que reviséis vuestros conocimientos sobre “fandoms”, “headcanons”
y “shipping” porque ahí encontraréis el origen de lo que ronda la mente de los
niños y adolescentes de la era digital demasiado invasora. La fantasía creativa
y compulsiva de estos reclamos de las RRSS sencillamente les captura absolutamente
y les catapulta al hiperespacio de la irrealidad, del que es muy difícil volver
sin dudar de cuál es tu nombre.
La Medicina moderna, personalizada y de precisión
que defendemos, requiere profesionales valientes que alcen su voz en favor de
nuestros chavales para que no recorran el camino equivocado que ponga en riesgo
su fertilidad, su satisfacción sexual, su bienestar psíquico, su integridad
física y en definitiva su felicidad para siempre.
Hay una salida a este laberinto deshumanizante y
malintencionado, basta con escuchar con atención a los 39.000
detransicionadores que tratan de frenar esta deriva con su testimonio
desgarrador, tras haber sido vomitados del vientre de Saturno, y recriminan a
sus médicos y terapeutas: ¿por qué no indagaste en mi psicología antes de
hormonarme? ¿por qué no escuchaste los posibles condicionantes a mis dudas de
identidad? ¿por qué fue más fuerte la cultura imperante amordazante que hacerme
una valoración integral? ¿por qué no me acompañaste mientras iba madurando? ¿por
qué añadiste sufrimiento al que ya tenía? ¿por qué no participaron otros
especialistas en mi valoración? ¿por qué no me informaste bien de todas las
malas consecuencias para mi salud que muestra la ciencia sobre estas terapias?
La sexualidad en el ser humano tiene un papel
central, influye en lo biológico, lo afectivo, en la personalidad y en las
relaciones personales. La adolescencia está muy expuesta a las inquietudes de
lo sexual porque es un periodo de explosión hormonal y maduración cerebral y
hay que ser muy prudentes y muy comprensivos al abordarla. La medicina se ocupa
de todas las dimensiones de la biología humana y por tanto también de la
sexualidad. Queremos hacerlo siempre con el mayor respeto a la dignidad
inmutable de cada ser humano, con cariño, ciencia y responsabilidad.
Hagamos como Ops, la esposa de Saturno, y
salvemos a Júpiter de ser devorado por un autodiagnóstico sin rigor clínico.
Transformemos esta ola trans en una educación sexual más audaz más activa y más
humana.
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