Buenos, que no tontos

Hace unas semanas (2/09/08) la Sra. Rahola escribió en su periódico (La Vanguardia) un articulo referido a la dramática situación en Georgia. Denunciaba la falta de compromiso por parte de dirigentes de grandes estados ante los atropellos a los legítimos derechos de los demás.

Parapetados en equilibrios políticos, desde despachos alfombrados, determinan los destinos de miles de inocentes calculando milimétricamente las consecuencias económicas de todo aquello .

Estando de acuerdo, entiendo que el problema va mucho más allá, o en realidad está mucho más acá.
La impunidad de algunos de los de arriba la hemos permitido los demás con nuestra nula respuesta social. Somos una sociedad que no denuncia. El “buenismo” del que habla Pilar nos está atrofiando la capacidad de luchar por los derechos propios. No todo es bueno ni todo está bien. Y llamar a las cosas por su nombre es más incómodo pero mucho más honrado. Y establecer límites claros implica trabajo pero garantiza la armonía social. Y pronunciar con fuerza la palabra “No” forma parte del juego del contrapunto democrático, donde se supone que el poder de las decisiones está en manos de muchos pocos .

El problema, como digo, está mucho más acá. Empecemos por la propia familia. Padres: digamos no a nuestros hijos, porque les queremos. Démosles criterio y capacidad de crítica. Démosles más lectura y menos, mucha menos, televisión; más actividad física y menos tecno-juegos. Más trabajo en casa, más participación en el proyecto de construir nuestro hogar, más conversación familiar .

Habremos hecho lo que en justicia corresponde. Cumpliremos con la función social que nos toca a quienes nos hemos comprometido en una aventura, extraña a la vez que gratificante, como es la formación de hombres y mujeres libres. Si nos tomamos en serio nuestro papel, tanto los educadores como los educados, seremos sin duda más felices.

Después les tocará a ellos llevar las riendas. Les habremos capacitado para asumir los retos a los que puedan enfrentarse. Serán capaces de decir basta y hacerse oir. Serán buenos, no tontos. Y esto es verdadera estrategia y visión a largo. Es construir un patrimonio que no fluctúa con las modas, las crisis subprime o la volatilidad bursátil. Es legar un lugar más justo para los que nos sigan. Es, también, mejorar la situación futura de Georgia, Palestina o Yemen del Norte!

Contribuiremos a aliviar esos conflictos y prevenir otros, procurando que nuestros hijos sean hombres y mujeres sinceros, rectos, generosos y comprometidos con su tiempo. Sólo personas así pueden cambiar la tendencia suicida de este mundo. De lo contrario, la sociedad de los que nos sucedan será todavía más estrecha, si cabe, que la que ahora tenemos.
La música que me ha acompañado en este post: "No estamos locos" de Ketama

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