Llanto y promesas por la vida


El nuevo proyecto de ley del aborto que pretende presentar el Gobierno Español es el resultado de una débil reacción ciudadana ante una realidad profundamente injusta.

Según el legislador, la vida del no nacido es prescindible a petición de otro, sin mediar justificación alguna. Sólo nos piden que estemos pendientes de que no haya finalizado un plazo…

Hoy quiero entonar un “Mea culpa”.

Es mejor que lo haga en singular (cada uno debe asumir la parte que le toca). Y hacerlo a pelo, sin atenuantes que anestesien más mi capacidad de reacción.

-ME ACUSO de callar y no querer mirar hacia un holocausto que incomoda.

-Me acuso de no apoyar suficientemente a aquella que tiene la valentía de seguir adelante con su embarazo.

-Me acuso de no acoger con ternura a la otra gran perjudicada en esta carnicería: la mujer. Ella es, en la mayoría de los casos, victima de la manipulación o del abandono del hombre. Y es ella la única que se tatúa el alma con un grito de dolor profundo por la muerte de su hijo.(Grito que deberá acallar durante el resto de sus días).

-Me acuso de proponer un estilo de vida que sugiere que el otro, sea este del tamaño que sea, no es un don sino una carga.

-Me acuso de frivolidad. Demasiada indolencia hacia las necesidades básicas de los demás.

-Me acuso de refugiarme en un cómodo pesimismo existencial que se queja con un “qué mal están las cosas” y no hace nada por remediarlo.

-Me acuso de no emplear parte de mi tiempo o mi dinero para ayudar en la defensa de la vida del no nacido.

-Me acuso de no aportar, por miedos o complejos infundados, mi granito de arena en la defensa pública del no nacido.

-Me acuso de no documentarme- sólo un poco más- para argumentar, con datos irrefutables, por qué hay vida humana desde el momento de la fecundación. Me acuso de una ignorancia científica que consigue amordazarme sutil y eficazmente.

-Me acuso de no apoyar más todas y cada una de la manifestaciones en favor de la vida.

-Me acuso de tener la boca pequeña para declarar sin peros ni condiciones un SÍ rotundo a la vida.

Hoy también quiero formular mis compromisos.

-ME COMPROMETO a defender el valor sagrado de cada vida independientemente de sus características corporales , intelectuales, su estado físico o moral…

-Me comprometo a transmitir a mis hijos el sentido profundo de la sexualidad y la increíble prerrogativa que, como hombres y mujeres, tenemos de engendrar nuevas vidas.

-Me comprometo a poner todos los medios para enseñarles a que asuman las consecuencias de sus actos . Y si alguna de esas “consecuencias no buscadas” tuviera nombre propio, prometo ayudarles a sacarlo adelante a costa de lo que fuera.

-Me comprometo a formar a mis hijos en el valor de la justicia evitando que otros paguen por lo que ellos hayan hecho.

-Me comprometo a trabajar por que nadie disponga de la vida de otra persona bajo ninguna circunstancia.

-Prometo proclamar, hasta el fin de mis días, que cada vida humana es irremplazable, irrepetible y única.

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