Inputs hasta en la sopa
Todos los nacidos en la era digital lo han hecho con un código de barras atado a la muñeca. Su identificación con las nuevas tecnologías es una cuestión casi de piel.
Precisamente por eso se hace más necesario que los educadores les demostremos que el mundo virtual es una realidad que no existe con luz propia. No tiene más entidad que la de una suma de conexiones eléctricas (muy bien gestionadas, por cierto) que dan como resultado nuevos modos de organizarnos y comunicar -inmediata y fácilmente- con cualquiera.
A diario nuestros púberes nos acosan con palabras desconocidas provocándonos, como poco, extrañeza o incomodidad. Sin embargo, si rascamos un poco y llegamos al fondo de semejante terminología, nos damos cuenta de que de lo que están hablando es de algo parecido a un gigantesco archivador, una eficiente linea de correo y telégrafo abierta las 24 hs del día, unos " juegos reunidos Geyper" muy bien presentados, una agenda repleta de direcciones y teléfonos, una buena coleccion discográfica y/o un enorme catálogo de venta de productos … Poco más.
Mientras consumen sus horas delante del ordenador, los adultos neófitos podemos engañarnos pensando que están aprendiendo, o al menos, que se distraen.
Y se nos olvida lo que es obvio. Una máquina- por sofisticada que sea- nunca puede reproducir ni conseguir el número de impactos, interacciones, aprendizajes, reacciones bioquímicas y emocionales que se consiguen en una sencilla conversación frente a un humeante plato de sopa casera.
Un dato : El 75% de los niños Britanicos cenan frente al televisor …No creo que las estadísticas en España difieran demasiado.
Comer juntos alrededor de una mesa es de hecho la mejor herramienta preventiva para compensar tanta frialdad procedente de la pantalla líquida. Un eficaz cataplasma para ayudarlos a tocar de pies al suelo y tal vez sea la mejor oportunidad para formarlos como personas y capacitarlos como individuos socialmente viables.
Durante esos encuentros cotidianos podremos mirarles a los ojos.
Y atendiéndoles así, los amaremos más porque los conoceremos mejor.
Y nos amarán más porque nos entenderán mejor.
Podremos responder a sus preguntas.
Consolidarán su capacidad de relacionarse con los otros.
Se ejercitarán en el respeto al turno de palabra y desarrollarán un buen arsenal de recursos expresivos y habilidades lingüísticas.
Sabrán interpretar un gesto, iniciar una conversación, mantenerla o dar un giro en función de la reacción del interlocutor.
Aprenderán a coger un tenedor, a masticar con la boca cerrada y las diferencias entre comer y engullir.
No podemos dejarnos y dejarles perder tantas cosas.
No existe ningún sustituto virtual de tanto bueno.
Esta es la música que me inspira el post....Imprescindible Jorge Drexler
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