Risoterapia


A Dios gracias, el esfuerzo por comunicarse entre padres e hijos avanza en un ascendente plano inclinado.
Durante los primeros meses de vida, la comunicación es casi intuitiva. Las aproximaciones y esfuerzos son sobre  todo físicos. Besos, caricias y mordiscos a cambio de parloteos y sueño abandonado. Exige del adulto  nada  más que dejarse llevar por el instinto y disfrutar.
Poco después , a través de las necesidades vitales más elementales, los iniciamos en la adquisición de hábitos positivos. En esta etapa transmitimos, a través del reconocimiento de los avances del niño- con grandilocuencia teatral - o de la aceptación de sus fracasos (...tan necesarios para todos!). La relación con los hijos toma forma de "gomets de estrella"y de helado de chocolate mientras me cuentas lo el 0-5 jugando en casa.

De repente, casi de un día para otro, uno de los interlocutores de esa conversación vital aparece con facha desconocida, como de hombre o mujer, pero con el corazón infantil que tú bien conoces. El plácido  entorno de confianza del que disfrutabas hasta el momento parece tambalearse. Ahora  toca exigirse más, incrementar las dosis  de paciencia, aprender a  negociar combinando libertad y responsabilidad y  procurar alargar las  tertulias de sobremesa  todo lo que sea posible para escucharlos.

Aseguran los expertos que, tras esta convulsión hormonal -y en breve- vuelan solos y  es entonces cuando recoges lo que has sembrado.
Veremos lo que pasa en mi caso y en mi casa...
Mientras llega este momento, cuando aun habiendo probado lo dicho más arriba, no consigo comunicarme con ellos, he descubierto una técnica de desbloqueo infalible. Reírme con ellos,  junto a ellos. (Nunca de ellos!)
No conozco ningún corazón (patologías aparte) que no acabe doblegándose  a la risa o a la sonrisa.
Un "Mortadelo" o una buena comedia  son de una eficacia probada!


Esta es la canción que me insipra el post... Maravillosa combinación Charlie Chaplin y Nat King Cole

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