Veneno Rosa


La vida se parece muy poco a las películas… Creerse lo que nos venden acerca del amor es hacerse un flaco favor.
Rochefoucald afirmaba en una de sus máximas “Hay personas que jamás se habrían enamorado si no hubieran oído hablar del amor".

La hipertrofia melosa de programaciones de contenido  rosa a la que estamos tan habituados,  ha dado una vuelta más de rosca en esta linea:  son muchos los que dudan acerca de estar enamorados porque han oído hablar demasiado del tema.

He leído una recensión del libro - “El consumo de la utopía romántica”  (Eva Illouz )-  y, a pesar de un título tan desanimante, conseguí llegar hasta el final.

Me ha abierto los ojos respecto al papelón que juega en nuestra intimidad- en el nivel de satisfacción o insatisfacción personal- el ideal de romance que tenemos en nuestras cabezas.Y he entendido que éste depende del grado de exposición mediática al que estemos sometidos. A las veces que nos hayamos tragado, sin pestañear, la imagen que del amor nos presenta la literatura actual, la publicidad, las revistas y las películas…

Desde la escenificación postmoderna  la relación de amor se presenta como una aventura, llena de pasión y exotismo contrapuesta al amor como trabajo,  como entrega generosa y construcción diaria.
La novelita  hace más daño de lo que imaginaba…

Fruto de estas sutiles influencias que se agazapan en nuestro imaginario, sin apenas advertirlo , nos decepcionamos ante los fallos en el decorado, el protagonista o las luces de fondo. Se nos olvida, demasiado fácilmente, que el amor verdadero únicamente se encuentra en la realidad del calor de la intimidad próxima, casi prosaica.

Hacer el amor de verdad es cimentarlo sobre la sencillez y desde la limitación. En caso contrario, caemos en el engaño de la utopía romántica. Siendo lo utópico, por definición, lo inalcanzable.

Y esto no sólo es una pena. Es más bien una desgracia; porque nos moriremos sin haber sido capaces de amar y dejarnos amar en lo que somos y como somos, sin maquillajes ni guiones prefabricados.
Nos moriremos sin haber gozado de la dicha de ser abrazados por la mirada de  quien te quiere bien.


Algunos  pocos visionarios lo entienden.
Tenían que ser argentinos...

 

Comentarios

  1. bueno muy interesante tu visión del romance cotidiano ,si que es difícil lidiar con lo verdadero para darse cuenta del amor....

    ResponderEliminar
  2. Buenísimo!, el anuncio enternecedor!, en busca de la excelencia, yo diría contigo: cimentarlo sobre la sencillez y desde la limitación, pero para que la realidad sea para el otro mas llevadera, yo añadiría a la fórmula una buena dosis de capacidad de reírse de nosotros mismos, y que el otro nos vea siempre con la ilusión de estar viviendo un cuento de hadas!

    ResponderEliminar
  3. Buenos días Angelita,

    En cuanto al veneno rosa... Pues te diré que no estoy de acuerdo con Rochefoucald. El amor existe, ha existido y existirá, con o sin bombardeos publicitarios, revistas y películas, como tú dices.
    ¡Ay del pobre que no pueda o no quiera sentirlo y dejarse llevar por ese sentimiento de invasión!

    Si que es verdad que no todos entendemos el amor de la misma manera y hay quién creen que el amor es algo pasajero, que caduca tan rápido como la leche fresca y que uno puede desvincularse de esa persona y apostar por otra, al ritmo de un cambio de ropa interior.
    Vivimos en la epoca del usar y tirar, sin pensar en las consecuencias.

    No hace demasiado tiempo, una vecina me comentó: "Nos hemos separado porque ya llevabamos 17 años". Esta caducidad no era de leche fresca, pero más bien de colchón.

    En todo caso debo decir que hay en general poca paciencia, mucha exigencia y muchísimo egoismo. Que el amor se TIENE que alimentar y no hay que dejar que caiga en la monotonía.
    Que lo más bonito es crecer con la pareja. Las miradas de complicidad, los detalles cuando uno no los espera, el ver crecer a tu familia, el que esté allí mirándote cuando abres los ojos por la mañana..... Todo esto no tiene precio y te lo dice alguien que está tan o más enamorada, que hace 20 años.

    Un fuerte abrazo,

    Begoña.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares