El declive de los vaticanistas




No soy mujer de cambios.
Reconozco mi escasa predisposición a llevarlos a cabo cuando algo funciona.
Sin embargo en la mayoría de los casos ayudan   a crecer  y madurar.
El papa Francisco es un ejemplo.
Una buena amiga me preguntó acerca de mis preferencias antes de la elección. 
-¿Pastor o Teólogo?-
Puestos a pedir contesté que ¡¡ambos!!...
También recé bastante (Lo mismo hicieron millones de católicos del mundo!)
Y he de decir que estoy muy contenta al comprobar, una vez más, como la insondable Providencia de Dios mueve los hilos de la historia de forma sorprendente.
Las expectativas fueron ampliamente superadas
Argentino, entrañable, usuario del transporte público, amante del fútbol, jesuita, de ascética franciscana y devoto de San Josemaría...¿ De dónde ha salido éste? 
Costó encontrar su imagen entre los archivos...
Los Vaticanistas se han marcado un gol en propia. Es decir, cara de circunstancias y boca abierta sin poder decir palabra.
Lo mismo nos ha pasado al resto.
La única diferencia es el sentimiento de orgullo de pertenecer a una familia que, a pesar de los pesares, sigue muy viva. Como dijo  durante su última audiencia Benedicto XVI "LA barca de Pedro no es mía, ni nuestra. Es de Cristo y Él no permitirá que se hunda"

Feliz Semana

Algunos predecían un Papa negro. Tal vez les consuele oír la voces blancas de unos niños morenitos..
En cualquier caso es una acción de gracias maravillosa a la que me sumo.

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