Un día cualquiera

Hoy, un día cualquiera del calendario quiero regalarte a ti ,lector cualificado, una pública y rendida declaración de amor.En realidad, el destinatario final sólo es uno. El afortunado bien lo sabe. Pero soy del parecer que pronunciar palabras de amor hacia otro, como ocurre en las canciones, nos beneficia al resto. Son expresiones de algo que sentimos todos aquellos que hemos tenido la dicha de descubrirlo. Allá voy.
Un amor puro es aquel que necesita al otro porque lo quiere. No a la inversa. Una amor real es el que pide perdón cuando se da cuenta de que ha querido porque necesitaba del otro. Mi amor por ti ha sido así en muchas ocasiones. Lo siento.

Quiero quererte. Esta particular determinación me ayuda a centrar mi fuerzas y energías en conseguirlo . Eso configura mi día y mi lista de prioridades.

¿Estoy enamorada?…Sigo ilusionada. Me sigues pareciendo el chico más guapo y me emociona que, aunque pasen los años, te sigas sonriendo cuando me pinto, para ti, ante el espejo.
No dejes nunca de decirme que no lo necesito. Gracias por hacerme creer que no hay mujer más guapa en el planeta tierra que yo.
Te miro con ojos nuevos, cuando me miras confiando en mi. Me siento muy fuerte cuando la sombra de la duda asoma y tu me animas a seguir, porque das por supuesto que lo conseguiré.

Tu compañía me ha hecho crecer.

La apertura al otro dispone al alma para el amor puesto que la hace, necesariamente, humilde. Cuando amamos a alguien mostramos nuestras dependencias . Y esta pequeñez nos engrandece. Somos más vulnerables y por ello mucho más humanos.

Gracias por haber defendido tu espacio y respetado el mío propio. Juntos hemos construido, también, un espacio común.

Gracias por ese espíritu valiente , ese espíritu torero, por el que te has puesto el mundo por montera y te has lanzado -y me has lanzado a mi de paso- a la aventura más arriesgada: ser padres.

Gracias por tus arroces , paellas y aperitivos. La vida es más bella y sabrosa junto a ti.

Te diría incluso gracias por las discusiones. Pero sería completamente falso. Pero sí . Esos desencuentros me han enseñado que no soy el centro del universo. Que en ocasiones (¡muy pocas!, por cierto), puedo equivocarme. Que cuando llevo razón , vale la pena defender lo que sé es justo. Que una entrega sin reproches es irresistible . Que sin aceptación de la limitación del otro, sólo hay búsqueda de uno mismo. Que el amor humano perfecto no existe aquí abajo. Aunque sólo sea porque tiene una limitación llamada tiempo y espacio.

Con el tiempo , descubres que el amor esponsal está capacitado por una fuerza , necesariamente procedente de lo alto y que supera a los propios protagonistas, que los dota de un empeño ( a veces incomprensible) de amar al otro más que a uno mismo. Es un amor preparado para disfrutar de las alegrías más intensas y, al tiempo, vivir situaciones de fidelidad sin condiciones , heroicas.

El amor humano es capacitante. Un amor acrisolado por la dificultad, fortalecido por la lucha, sujetado por la esperanza, engrandecido por la dicha sencilla de la compañía de otro y garantizado por un si , te quiero ,sólo a ti y para siempre.

Con un puntito de desengaño compruebo, muchas veces que ese amor pleno no es, pues, posible. Pero sé también, que es paso necesario y antesala del goce del amor con mayúsculas al que hemos sido llamados . Volveremos a encontrarnos, estoy segura, en un hoy y ahora eterno.

Así que déjame decirte hoy, un día cualquiera del calendario: Gracias, perdón y mañana te querré un poquito más, o un poquito mejor, simplemente porque : SÍ , QUIERO.
La música que me ha acompañado en este post: "Amor particular" de Lluís Llach

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